Por Maxine Lowy para Memoria y Justicia
30 de septiembre 2004
Ser adolescente idealista en tiempos de la Unidad
Popular fue vivir a todo dar la efervescencia del momento.
Así lo vivió Michel Nash, con energia inagotable.
Y así lo recuerdan a él su madre Ana Saez y
su hermana Leila, a 31 años de su ejecución
y desaparición en Pisagua
que marcaría para siempre sus vidas.
En Santos Dumont cerca de Recoleta vivía
la familia Nash-Saez. Trabajaba Michel Nash padre, militante
Comunista de descendencia siria, en un taller que instaló
en su casa. A la hora del almuerzo el señor Nash, cerraba
su taller para compartir con la familia la comida y un conversación
animada sobre historia, política, avances científicos
y los aconteceres de la actualidad. La llegada del hombre
a la luna les impactó y mandó al joven Michel
volando por el universo transportado por su imaginación.
El hijo aprendió mucho del papá como también
de la vida alrededor, apunta Ana.
Leila admiraba a su hermano mayor quien además
era su gran amigo. Michel disfrutaba de las cosas alegres
de la vida, era bueno para el chiste, y tenía gran
carisma. "Era un militante activo de la Jota. (Juventudes
Comunistas) Vivíamos en un sector bien momio de Recoleta.
Habían muchos comerciantes arabes. Nunca se conoció
que se haya formado anteriormente un grupo de gente de izquierda
en ese sector. Y en 1971 Michel lo formó. Descubrió
que el caballero de la esquina era un médico de izquierda,
él de la vuelta era un abogado de izquierda, y habían
también un arquitecto y un jornalero de izquierda.
Eran gente de diferentes clases sociales que compartían
ideas, aunque no siempre del mismo partido". El grupo,
que posteriormente se conoció como el Comando de Unidad
Popular Gamal Abdel Nassar (CUP), unió a jovenes y
adultos en actividades de difusión y de apoyo al UP.
Cuenta Leila que se convocó una reunión
por medio de panfletos llamando a disolver la junta de vecinos
por inoperante. " Al dar inicio a la reunión, alguien
preguntó quien la había citado. Michel se fue
al prosenio y reconoció que él fue quien escribió
los panfletos y los repartió en el barrio. "Habrá
sido impresionante", dice Leila. "Imagínate
siendo cabro chico. Tendría 16 o 17 años cuando
organizó el grupo. Cuando él se paró
adelante, se callaron todos los viejos incluyendo los momios
y escucharon todo lo que ten’a que decir".
A los 14 años Michel se había
sumado a la campaña de Salvador Allende y trabajó
en las campañas parlamentarias de 1973. Animaba a sus
padres a participar también. Padre e hijo trabajaron
juntos en la distribución del JAP, cargando camiones.
Su madre se acuerda: "Un día cuando estaban haciendo
cola porque había acaparamiento lo veo llegar con una
carretilla con tarros de pintura, corriendo rapido. Detrás
venían unos niños y rayaron para denunciar el
acaparamiento".
Ana señala: "Me acuerdo que una
vez me dijo "Mami, yo conozco todo de la vida. Me daría
igual morir." Le pregunté, "¿Cómo
vas a conocer todo de la vida si eres muy joven. La vida tiene
que enseñarte mucho todavía." No se porque
me dijo eso. Eso me quedó muy marcado".
Michel Nash cumplió 18 años en
junio de 1972. Fue llamado a presentarse al servicio militar.
Sus padres trataron de eximirlo de su obligación. Incluso
un médico declaró que él tenía
los pies planos, pero no resultó. Le correspondió
cumplir el servicio militar en el Regimiento Granaderos N
2 de Iquique y en abril de 1973 fue entre los cientos de "pelados"
que viajaron en tren al norte. Su hermana Leila le recuerda
a su mamá que "en realidad, Michel nunca se opuso
de cumplir el servicio militar. Eran ustedes (sus padres)
quienes no querían que hiciera el servicio". Para
un joven de la Jota, alucinado con los ideales que representaba
la Unidad Popular, servir al gobierno de Salvador Allende
como conscripto era un honor patriótico.
"El estaba contento", reconoce su
madre, Ana Saez.
Michel alcanzó escribir solamente dos
cartas a su familia en Santiago. "No era muy bueno para
escribir. Prefería hablar, no escribir", explica
Lelia. La primera carta que Michel escribió a su familia
detalló todo lo que hacía. Les contó
que la disciplina era dura pero que estaba bien. Quizás
por su don de liderazgo o simplemente por su aspecto - alto,
de tez blanca, ojos claros, pelo castaño - que correspondía
a la mirada clasista del Ejército de las características
de un líder militar, le habían ascendido a jefe
de plana mayor a cargo de su propio grupo de compañeros.
La segunda carta lo escribió después
del llamado "tanquetazo", la sublevación
del Regimiento Buin del 29 de junio de 1973. "Nos dijo
que cambió el trato en el Ejército", cuenta
Lelia. "Le trataban distinto como con la punta de la
bota". "Anteriormente ese tiempo no se le ocurría
a nadie ocultar las cosas, por ejemplo que fuese integrante
de la Jota. No existía el sentimiento de temor. La
gente expresaba sus ideas abiertamente".
Una vez Michel les llamó por teléfono.
"Nos preguntaba porque no le escribía más.
Pero el niño estaba bien y no teníamos porque
preocuparnos", afirma su madre.
Después del golpe, sí se preocupó
por su hijo. Ana Saez buscó los medios para viajar
al norte para asegurarse de la situación de Michel.
"En camino a Iquique, me quedé dormida y desperté
al darme cuenta que estaban allanando el bus. Una vez en Iquique
fui al Regimiento y pregunté por mi hijo. Sentada afuera,
un teniente me dice, "Así que usted es la mamá
de Michel Nash." Me contó que mi hijo estaba en
Pisagua. Como puede ser? le pregunté. "Para evitar
males mayores hay que separarlos", me explicó.
Sus palabras me dejaron angustiada. Me puse a llorar y llorar.
Se acercó otro hombre y me dijo, "A estos jovenes
hay que tenerlos con cuidado," como si fuera peligroso.
Cuando el teniente me vio muy afligida me llevó para
tratar de hablar con Carlos Forestier pero no me recibió.
Entonces el teniente me aconsejó que hablara con el
abogado del Ejército. El abogado me aseguró
que mi hijo estaba bien, que donde estaba tenía cama
y comía bien".
La familia supo después que Michel quedó
impactado por ser obligado a participar en allanamientos en
Iquique. Se puso de acuerdo con un amigo y fueron a pedir
la baja para venirse a Santiago. Se presentaron ante sus superiores,
quienes les preguntaron los motivos por su renuncia. Los dos
conscriptos respondieron que no estaban de acuerdo con la
forma violenta de tratar a las personas. Les dieron la baja
pero a la salida del Cuartel les tomaron detenidos. El 12
de septiembre les llevaron al Regimiento de Telecomunicaciones
y de allí a Pisagua.
Michel Nash estuvo poco más de una semana
en el Campo de Prisioneros de Pisagua. Al principio, los demás
presos lo creyeron un infiltrado y evitaron relacionarse con
él. "Sin duda fue muy doloroso para él.
Recién cuando le llevan a interrogatorio y volvió
muy mal a la celda se dieron cuenta del error que habían
cometido. Lloraba en un rincón. Otros presos le consolaron
y le levantaron el ánimo".
Varias personas que fueron prisioneros en Pisagua
declararon ante el Ministro Juan Guzmán Tapia sobre
lo que sucedió el día 29 de septiembre de 1973.
Antes de mediodia el teniente coronel Ramón Larraín,
comandante del campo de "prisioneros de guerra",
ordenó a los cerca de 600 prisioneros a formarse afuera
de sus celdas. Pasaron lista y Larraín pidió
seis voluntarios para realizar tareas de pintura. Después
dijo que necesitaban otros seis personas para instalar unos
pilotes. Estos seis últimos (Juan Calderón Villalón,
Marcelo Guzmán Fuentes, Luis Lizardi Lizardi, Nolberto
Cañas Cañas, Juan Jiménez Vidal y Michel
Nash) no fueron voluntarios, sino elegidos por cada oficial.
Cuando, más tarde, los oficiales regresaron al campamento
sin los presos, la explicación oficial fue que se habían
intentado fugarse, obligándolos a disparar.
En el año 1990 se descubrió la
fosa clandestina cerca del cementerio de Pisagua donde los
restos de 20 ejecutados fueron hallados. De los 6 prisioneros
ejecutados el 29 de septiembre de 1973 bajo la falsa acusación
de "intento de fuga", no se encontraban los restos
de Cañas, Jimenez, ni de Michel Nash.
Existen suficientes pruebas que indican que
la selección de Michel no fue al azar. El Ministro
Juan Guzman quedó convencido de ese hecho y el 12 de
abril del 2000 dictó autos de procesamiento en calidad
de autores del delito de secuestro calificado en contra del
ex-vicecomandante en jefe del Ejército Carlos Forestier,
el ex-fiscal militar Mario Acuña y del suboficial Miguel
Aguirre, por las diez personas, entre ellas Michel Nash, que
permanecen desaparecidas hasta la fecha.
En 2001 el informe militar de la Mesa de Diálogo
nombró a Michel Nash entre los ejecutados y detenidos
desaparecidos que supuestamente fueron arrojado al mar. Pero
Ana Saez no lo cree: "Es para que la gente no siga buscando
y no molesten más al gobierno".
En 1990 la Señora Ana participó
en el reconocimiento de los restos en el Instituto Médico
Legal de Iquique. Aún le queda dudas. Cuenta: "Entramos
todos los familiares. Todos los cuerpos estaban bien preservados,
como para reconocerlos. Se veía la huella de los proyectiles
y la mueca del último grito. Tan impresionante que
no se puede olvidar. Una compañera me decía,
¿Cómo no reconoces a tu hijo? La gente le confundía
con otro que apareció en la fosa. Yo miraba a los cuerpos.
Cuando me acerqué a cuerpo, tenía su boca abierta
y ví que los dientes no eran de mi hijo. La compañera
decía que él era Michel. Pero, no, Michel no
estaba".
"Después me llevaron a ver un cuerpo
que habían armado de la Bolsa 20. Me llamó la
atención una mano que estaba en muy buenas condiciones.
Era como para sacarle huellas digitales. Pero no lo pude reconocer
porque la ropa estaban quemada y el cuerpo no estaba completo.
Pensé que el peritaje nos iba entregar una respuesta.
Sin embargo nunca han dado respuesta de quien correspondía
los restos de la Bolsa 20. Por eso tengo la duda. El Juez
Guzman me dijo que mandó la Bolsa 20 a los Estados
Unidos".
La familia Nash-Saez fue fuertemente afectada
por la ejecución de Michel. La casa fue allanada y
el padre de Michel llevado detenido. Michel Nash padre falleció
en 2002 con una gran pena por no poder hallar a su hijo, mientras
su madre se consume por las interrogantes sin respuesta sobre
la suerte de su hijo. "Desde que me dieron las noticias
nunca asumí que mi niño estaba muerto. Siempre
creí que mi hijo estaba vivo. Caí en que él
debía haberse escapado, aferrándome a eso".
Hoy día tanto Ana Saez como su hija Leila
Nash, saben que Michel fue ejecutado en sangre fría
en Pisagua pero aún tienen interrogantes sin respuesta.
Quieren saber donde están los restos de Michel. Y quieren
saber quien dio el orden de ejecutarlo. Ana Saez afirma: "Nuestra
esperanza es que se conozca toda la verdad y que condenen
a los culpables. Al contrario no hay justicia y la democracia
no es completa".
Vea también Enfoque: Caso Pisagua
y Declaración de Alberto
Neumann en Documentos.
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