Paine,
donde 70 personas fueron detenidas y posteriormente hechas
a desaparecer entre septiembre y noviembre de 1973, fue
clave en confirmar la existencia de tumbas NN en el Cementerio
General. Unos 30 años después, Paine de nuevo fue clave,
esta vez, en cuestionar las identidades de los cuerpos desterrados
desde Patio 29.
A
principios de marzo 2005 el Octavo Juzgado del Crimen cita
a Rebeca Escobedo de Paine quien, según su abogado
Nelson Caucoto, no tenía idea por que motivo estaba
citada. La señora Rebeca queda asombrada cuando la relatora
le informa que está citada porque "se robó
un cadáver."
En
1994 el Servicio Medico Legal identificó el cuerpo de su
marido Patricio Duque Orellana entre los restos hallados
en Patio 29. Patricio había sido detenido desde su
hogar en la madrugada del 16 de octubre de 1973, a 25 años
de edad. Después de entregarle funeral digno, los
restos permanecieron enterrados 11 años en el cementerio
de Huelquen, cerca de Paine.
Al
informarse de la situación, el Ministro Sergio Muñoz ordenó
rápidamente exhumar el cuerpo y realizar examen de DNA.
Se concluyó que los restos no correspondían a Patricio Duque.
Confirmadas las sospechas que aguardaba la Agrupación de
Familiares de Detenidos Desaparecidos de la existencia de
errores de identificación, el Ministro Muñoz amplió la investigación
que derivó en el polémico informe de abril 2006, que puso
en duda las identidades de 75 restos exhumados de Patio
29.
Sin embargo, si no fuera por la existencia de un proceso
interpuesto en el 1982 relativo a los desaparecidos de Paine,
es probable que no sabríamos nada de Patio 29 hoy.
A
partir del golpe, la política de exterminio comprendía
también el establecimiento de sectores dentro de
los cementerios donde se enterraban cadáveres no
identificados bajo la signa NN. Con los cadáveres
amontonándose en los pasillos del SML en los días
y semanas después del 11 de septiembre de 1973, los
médicos inauguraron lo que ellos mismos denominaron
"las autopsias económicas" que contenían
muy poca información.
Nelson
Caucoto representa a la señora Rebeca Escobedo de
Paine además de la mitad de las familias de las 48
víctimas supuestamente mal identificadas. "Sin
información," señala, "se iban cerrando
las puertas que permitieran posteriormente su identificación.
No hubo ningún interés en identificar, tanto por personal
del Instituto Medico Legal ni del Cementerio que eran todo
un aparataje controlado por la dictadura en ese tiempo.
Además
del trabajo negligente de estos médicos, hay trabajo negligente
de los funcionarios del Registro Civil que operaba dentro
del IML, puesto que muchos de los muertos, futuros desaparecidos,
tenían huellas digitales".
En
1979 el Vicario de la Solidaridad Ignacio Otuzar denunció
que antecedentes en su poder indicaban la existencia de
inhumaciones irregulares en el Patio 29, y se pensaba que
personas de Paine estaban sepultadas allí. El Vicario entregó
al Ministro Alberto Espejo las fichas de la Vicaria de la
Solidaridad que correspondían a los desaparecidos de Paine,
"información que debiera haber sido incluido
en las autopsias," apunta Caucoto.
Desde
las primeras detenciones negadas sistematicamente por el
aparataje militar y civil de dictadura que convirtieron
a presos en personas desaparecidas, la Vicaria recopilaba
información mas fidedigna posible. Fichas de cada
uno de los desaparecidos, hoy preservadas por el Archivo
y Centro de Documentación de la Vicaría de
Solidaridad, contienen el color del pelo, estatura, color
de ojos. Anotan también fracturas, anomalías
que podía tener en su esqueleto, alguna cicatriz,
si fumaba, si tenia la dentadura completa o no, la ropa
y zapatos que llevaba puesto, si tenía algún
argolla.
El
Ministro Espejo fotografió el Patio 29, hizo un mapa señalando
cada uno de las tumbas y pidió los protocolos de autopsias
de la gente que estaban sepultadas en Patio 29.
"Hay
que hacer un reconocimiento que el Ministro hizo una labor
minuciosa, comparando las autopsias de Patio 29 con las
fichas que le entregó la Vicaría," afirma
Caucoto. "En estas comparaciones encontró seis
casos que arrojaron muchas coincidencias de los desaparecidos
de Paine. Tenía una autopsia de una persona de 20
años y de 1 m 55, y la ficha de 1 m, 55. Aquí tenía
una ficha que decía que tenía dentadura incompleta
y la autopsia decía lo mismo. Muchas veces, ambos
las fichas y autopsia decían bototos con calcetines
verdes. Hubo seis casos de coincidencias en que logró
el Ministro encontrar identidades, más bien dicho
semejanzas."
A
partir de esos datos, el Ministro ordenó que no se moviera
nada en el Patio 29.
El
abogado Caucoto supuso que el Ministro iba exhumar el Patio
29 o por lo menos esas seis tumbas. Sin embargo, "No
tiene sentido hacer un mapa, congelar el Patio, y encontrar
estos similitudes si no va hacer una diligencia mayorNo
hizo ni uno ni el otro," se acuerda Caucoto, "Uno
no sabe que pasó en ese momento cuando el Ministro
se preparaba a exhumar porque en ese momento él se
declara incompetente".
Pero antes de declararse incompetente, el Ministro Alberto
Espejo logró dar una orden de no exhumar, no cremar, no
mover ni trasladar ninguno de los cuerpos del Patio 29.
Si no hubiese existido, no se hubiera salvado ninguna de
las osamentas.
"Cuando él se declara incompetente, lo primero que
hago en la Justicia Militar es pedir que el Fiscal Militar
reitere la orden de no mover el Patio 29. El Fiscal Militar
acepta, y como no era suficiente eso, pido a la Corte Marcial
y la Corte Marcial ratifica la orden. Una vez que tengo
todo eso asegurado, pido la única diligencia conducente:
exhumar el Patio 29. El Fiscal Militar me dijo que no y
la Corte Marcial también me dijo que no. Salgo con el voto
a favor para mi del Ministro Bañados."
Desde
la distancia del tiempo el aogado tiene claro porque el
Ministro Espejo abandonó el caso en mitad camino.
"Hubiera sido absurdo exhumar el Patio 29 en plena
dictadura. Hubiera sido noticia mundial y un escándalo
que no permitiría la dictadura. Yo creo que él sintió
alguna forma de presión y se dio cuenta que era imposible
exhumar el Patio 29 en ese tiempo".
Igual,
Caucoto tiene sus dudas sobre lo que ocurrió después.
Aún con la existencia de las ordenes que prohibía
remover el Patio 29 y que fueron publicados en los diarios
se publicó, empleados del cementerio empezaron a
llamar por teléfono a informar al abogado que se
estaba moviendo algunos muertos. Fueron tantos los llamados,
que Caucoto se quejó Fiscal, quien avierguó
con el Cementerio General. Efectivamente, el director del
cementerio le contestó reconoció haber movido
cuerpos, señalando que el orden solo prohibida mover
los NN. "Mi duda es que movieron?! El se escudió,
diciendo los NN son 120; lo demás no eran. Así
que a todos los demas desaparecer!"
De
hecho, en las posteriores exhumaciones realizadas por el
Grupo de Antropologia Forense en Patio 29 en 1991, se encontraron
120 resto, no los más de 200 enterrados allí
después del golpe.
"Cuando
uno busca responsabilidades
por Patio 29," señala Caucoto, "yo creo
que nos quedamos chicos buscando errores de identificación.
Hay que buscar la responsabilidad de estos que hicieron
desaparecer los cuerpos, de estos que crearon el Patio 29,
de aquellos que no identificaron a la gente, de aquellos
que no tomaron las huellas de los cuerpos, y aquellos que
no tomaron constancia de datos que podía servir para después
identificar alguna persona".