Como se Salvó a Patio de Desaparición Total

   

 

Por Maxine Lowy
Junio 2006

Paine, donde 70 personas fueron detenidas y posteriormente hechas a desaparecer entre septiembre y noviembre de 1973, fue clave en confirmar la existencia de tumbas NN en el Cementerio General. Unos 30 años después, Paine de nuevo fue clave, esta vez, en cuestionar las identidades de los cuerpos desterrados desde Patio 29.

A principios de marzo 2005 el Octavo Juzgado del Crimen cita a Rebeca Escobedo de Paine quien, según su abogado Nelson Caucoto, no tenía idea por que motivo estaba citada. La señora Rebeca queda asombrada cuando la relatora le informa que está citada porque "se robó un cadáver."

En 1994 el Servicio Medico Legal identificó el cuerpo de su marido Patricio Duque Orellana entre los restos hallados en Patio 29. Patricio había sido detenido desde su hogar en la madrugada del 16 de octubre de 1973, a 25 años de edad. Después de entregarle funeral digno, los restos permanecieron enterrados 11 años en el cementerio de Huelquen, cerca de Paine.

Al informarse de la situación, el Ministro Sergio Muñoz ordenó rápidamente exhumar el cuerpo y realizar examen de DNA. Se concluyó que los restos no correspondían a Patricio Duque. Confirmadas las sospechas que aguardaba la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de la existencia de errores de identificación, el Ministro Muñoz amplió la investigación que derivó en el polémico informe de abril 2006, que puso en duda las identidades de 75 restos exhumados de Patio 29.

Sin embargo, si no fuera por la existencia de un proceso interpuesto en el 1982 relativo a los desaparecidos de Paine, es probable que no sabríamos nada de Patio 29 hoy.

A partir del golpe, la política de exterminio comprendía también el establecimiento de sectores dentro de los cementerios donde se enterraban cadáveres no identificados bajo la signa NN. Con los cadáveres amontonándose en los pasillos del SML en los días y semanas después del 11 de septiembre de 1973, los médicos inauguraron lo que ellos mismos denominaron "las autopsias económicas" que contenían muy poca información.

Nelson Caucoto representa a la señora Rebeca Escobedo de Paine además de la mitad de las familias de las 48 víctimas supuestamente mal identificadas. "Sin información," señala, "se iban cerrando las puertas que permitieran posteriormente su identificación. No hubo ningún interés en identificar, tanto por personal del Instituto Medico Legal ni del Cementerio que eran todo un aparataje controlado por la dictadura en ese tiempo. Además del trabajo negligente de estos médicos, hay trabajo negligente de los funcionarios del Registro Civil que operaba dentro del IML, puesto que muchos de los muertos, futuros desaparecidos, tenían huellas digitales".

En 1979 el Vicario de la Solidaridad Ignacio Otuzar denunció que antecedentes en su poder indicaban la existencia de inhumaciones irregulares en el Patio 29, y se pensaba que personas de Paine estaban sepultadas allí. El Vicario entregó al Ministro Alberto Espejo las fichas de la Vicaria de la Solidaridad que correspondían a los desaparecidos de Paine, "información que debiera haber sido incluido en las autopsias," apunta Caucoto.

Desde las primeras detenciones negadas sistematicamente por el aparataje militar y civil de dictadura que convirtieron a presos en personas desaparecidas, la Vicaria recopilaba información mas fidedigna posible. Fichas de cada uno de los desaparecidos, hoy preservadas por el Archivo y Centro de Documentación de la Vicaría de Solidaridad, contienen el color del pelo, estatura, color de ojos. Anotan también fracturas, anomalías que podía tener en su esqueleto, alguna cicatriz, si fumaba, si tenia la dentadura completa o no, la ropa y zapatos que llevaba puesto, si tenía algún argolla.

El Ministro Espejo fotografió el Patio 29, hizo un mapa señalando cada uno de las tumbas y pidió los protocolos de autopsias de la gente que estaban sepultadas en Patio 29.

"Hay que hacer un reconocimiento que el Ministro hizo una labor minuciosa, comparando las autopsias de Patio 29 con las fichas que le entregó la Vicaría," afirma Caucoto. "En estas comparaciones encontró seis casos que arrojaron muchas coincidencias de los desaparecidos de Paine. Tenía una autopsia de una persona de 20 años y de 1 m 55, y la ficha de 1 m, 55. Aquí tenía una ficha que decía que tenía dentadura incompleta y la autopsia decía lo mismo. Muchas veces, ambos las fichas y autopsia decían bototos con calcetines verdes. Hubo seis casos de coincidencias en que logró el Ministro encontrar identidades, más bien dicho semejanzas."

A partir de esos datos, el Ministro ordenó que no se moviera nada en el Patio 29.

El abogado Caucoto supuso que el Ministro iba exhumar el Patio 29 o por lo menos esas seis tumbas. Sin embargo, "No tiene sentido hacer un mapa, congelar el Patio, y encontrar estos similitudes si no va hacer una diligencia mayorNo hizo ni uno ni el otro," se acuerda Caucoto, "Uno no sabe que pasó en ese momento cuando el Ministro se preparaba a exhumar porque en ese momento él se declara incompetente".

Pero antes de declararse incompetente, el Ministro Alberto Espejo logró dar una orden de no exhumar, no cremar, no mover ni trasladar ninguno de los cuerpos del Patio 29. Si no hubiese existido, no se hubiera salvado ninguna de las osamentas.

"Cuando él se declara incompetente, lo primero que hago en la Justicia Militar es pedir que el Fiscal Militar reitere la orden de no mover el Patio 29. El Fiscal Militar acepta, y como no era suficiente eso, pido a la Corte Marcial y la Corte Marcial ratifica la orden. Una vez que tengo todo eso asegurado, pido la única diligencia conducente: exhumar el Patio 29. El Fiscal Militar me dijo que no y la Corte Marcial también me dijo que no. Salgo con el voto a favor para mi del Ministro Bañados."

Desde la distancia del tiempo el aogado tiene claro porque el Ministro Espejo abandonó el caso en mitad camino. "Hubiera sido absurdo exhumar el Patio 29 en plena dictadura. Hubiera sido noticia mundial y un escándalo que no permitiría la dictadura. Yo creo que él sintió alguna forma de presión y se dio cuenta que era imposible exhumar el Patio 29 en ese tiempo".

Igual, Caucoto tiene sus dudas sobre lo que ocurrió después. Aún con la existencia de las ordenes que prohibía remover el Patio 29 y que fueron publicados en los diarios se publicó, empleados del cementerio empezaron a llamar por teléfono a informar al abogado que se estaba moviendo algunos muertos. Fueron tantos los llamados, que Caucoto se quejó Fiscal, quien avierguó con el Cementerio General. Efectivamente, el director del cementerio le contestó reconoció haber movido cuerpos, señalando que el orden solo prohibida mover los NN. "Mi duda es que movieron?! El se escudió, diciendo los NN son 120; lo demás no eran. Así que a todos los demas desaparecer!"

De hecho, en las posteriores exhumaciones realizadas por el Grupo de Antropologia Forense en Patio 29 en 1991, se encontraron 120 resto, no los más de 200 enterrados allí después del golpe.

"Cuando uno busca responsabilidades por Patio 29," señala Caucoto, "yo creo que nos quedamos chicos buscando errores de identificación. Hay que buscar la responsabilidad de estos que hicieron desaparecer los cuerpos, de estos que crearon el Patio 29, de aquellos que no identificaron a la gente, de aquellos que no tomaron las huellas de los cuerpos, y aquellos que no tomaron constancia de datos que podía servir para después identificar alguna persona".

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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