Fábricas
del Terror
La
dictadura sometió prisioneros a tortura desde el
mismo día del golpe militar, el 11 de septiembre
de 1973. Después la práctica de tortura fue
institucionalizada por la DINA, el Comando Conjunto, y por
el CNI, durante los años de protesta de los 1980s.
Tortura sucede en diferentes contextos. Es importante señalar
que practicamente todos prisioneros políticos fueron
sometidos a tortura. Eso en si les hace víctimas
de violaciones de los derechos humanos y les da el derecho
de agitar el tema.
Dentro del sector de presos políticos, son clave los sobrevivientes
de centros de tortura. Sus testimonios nos permite seguir
presentando casos en contra de las fábricas del terror como
fueron Villa Grimaldi, Venda Sexy, José Domingo Cañas,
y otros lugares similares donde existió toda una estructura
para aplicar tortura en una forma sistemática. Estos fueron
verdaderas fábricas de tortura para producir un resultado
determinado: la confesión, demoralización y miedo para el
objetivo de facilitar la desarticulación de la oposición
al regimen militar.
En
los centros de tortura se emplea un recinto para el propósito
de exterminar a un grupo, servir de cárceles secretas y
generar los graves efectos de desaparición forzada en contra
un determinado grupo social. Por lo tanto, la unidad criminal,
la unidad de exterminación y la unidad de hechores son un
solo equipo que actue en conjunto, lo cual configura un
tema complejo
Testigos
y, a la vez, víctimas
Cuando
se empieza a haber procesos contra de la DINA, los presos
políticos que pasaron por las casas clandestinas de tortura
se asumieron como sobrevivientes. Declaran fundamentalmente
en calidad de testigos. En la mayoría de procesos anteriores
ellos se visualizan a si mismos como testigos de la desaparición
de sus compañeros. Incluso las primeras agrupaciónes se
llamaron a si mismas agrupaciónes de sobrevivientes de las
diferentes casas de la DINA, cuya tarea principal era aportar
a ubicar al paradero de las víctimas de la desaparición
forzada.
La cantidad de víctimas de la tortura es muy alta. Están
también los detenidos desaparecidos y los ejecutados que
quizás murieron en Villa Grimaldi a consecuencia de la tortura
y los torturados sobrevivientes. Hay una relación que se
conjuega en muchos de ellos que son testigos y a la vez
víctimas. Aquellos que aparecen declarando que vieron algún
ejecutado morir en Villa Grimaldi o que vieron algún desaparecido
con vida en Villa Grimaldi en esa misma declaración relatan
sus propias torturas. Entonces se produce un complejo porque
lo que hay detrás es una situación única.
Es
a través de las presentaciones de dos acciones judiciales,
uno en el 2001 en el Noveno Juzgado por la Academia de Guerra
de (AGA ) y otro también en 2002 por Villa Grimaldi
por la tortura, que tratamos de darle una autonomía
propia al delito de la tortura. Todos estos sobrevivientes
pasaron por situaciones sumamente graves. Allí se
produce una paradoja. En general el reproche penal y derecho
internacional a la tortura es muy alto. En derecho internacional
se acepta algunas veces que se puede matar. Pero nunca se
puede torturar. Y todos los pactos internacionales contienen
provisiones contra la tortura. Se incorporó la tortura
dentro de algún tipo de genocidio primero en la Convención
contra el Genocidio (ratificada por Chile en 1953) y después
en la Convención contra Tortura y Otros Tratos o
Penas Crueles, Inhumanos y Degradantes (ratficada en 1988
por el régimen militar con reservas, las cuales fueron
retiradas en 1991).
Tolerancia
Cero para la Tortura
Sin
embargo el reproche social y político era bastante menor.
Las Comisiones de Verdad y Reconciliación no toman el tema
de la tortura específico, de hecho lo excluyen. Cuando se
empieza a presentar las primeras causas, se mira como tema
menor. En Argentina expresamente, en la primera redacción
de la ley de obediencia debida es bastante extraña porque
excluye aquellos que participaron en actos aberrantes y
inhumanos. Surgió entonces la pregunta, "actos aberrantes
y inhumanos como desaparición forzosa?" Y la tortura? Quiere
decir que no es un acto no humano y ilegítimo. Claramente
existe la sensación de que la tortura no tiene esa forma
de reproche.
Los
sobrevivientes son testigos fuertes de lo que fue la tortura.
La tesis de concentrar en pocos casos emblemáticos
o los casos más graves de pérdida de la vida
se rompe cuando se habla de tortura porque se produce una
difusión que demuestra que la violencia que se ejerció
contra los chilenos fue mucho más masivo. Hay un
tema que nos preocupa que es la tendencia a aminorar la
gravedad de la tortura, la importancia de la tortura, de
manera que debe ser despejada. Cabe un tema muy grave que
no ha sido tratado con todo rigor.
Niños
Rehenes
En
Villa Grimaldi hay dos tipos de procesos: de los sobrevivientes
y de los ejecutados. El otro grupo que nos causa particular
reproche son los niños rehenes. Se presentó una querella
por torturas por un grupo de menores de edad, detenidos
como forma de presión hacia sus padres. Van desde Macarena
Aguiló que tenía 3 años de edad hasta la situación de Tito
Peña y Hugo Chacaltana que son detenídos con 16 y17 años,
respectivamente.
En general la represión a los niños existía un doble carácter.
A los mayores se les castigaban por su militancia política
propiamente tal pero además se golpeaban a su nucleo familiar
que tenían una alta nivel de participación política. Hugo
Chacaltana, por ejemplo, es sobrino de Atilio Ugarte Gutierrez,
víctima de la Caravana de la Muerte. El otro caso de los
menores derechamente son los rehenes. La DINA utilizó la
táctica de la toma de niños rehenes para presionar a sus
padres. Macarena Aguiló y las hermanas Lena y Casandra Natacha
Pardex son los casos más claros de esta situación.
Más
allá de casos extremos de niños obligados a escuchar la
tortura de sus padres, tengo la convicción más absoluta
que el sólo hecho de tener un niño en el ambiente de Villa
Grimaldi es una forma de tortura. Aunque no sea tocado,
ese niño va escuchar gritos, va ver gente endangrentada,
va ver pasar por los pasillos encapuchados. Es el segundo
tema del proceso y han sido citados a declarar en forma
exhaustiva. Han prestado declaración Macarena Aguiló y las
niñas Pardex aunque es más complicado porque viven en el
exilio y son adultos ahora. Se da la paradoja de que Macarena
Aguiló firmó su querella de tortura teniendo un niño de
la misma edad - 3 años - de la que tenía ella cuando estuvo
secuestrada y llevada a Villa Grimaldi. Bajo esa luz nos
parece muy importante lograr que se visualice la tortura
como crímen contra la humanidad, sobre todo el secuestro
de menores utilizados como rehenes.
Hay
avances en las investigaciones y nosotros creemos que dentro
de poco vamos a tener un auto de procesamiento por tortura
en Villa Grimaldi.
Vea
Enfoque: Villa Grimaldi